¿Cuánto mide la ciencia?
Este texto hace parte del 1er capítulo del libro (en elaboración) titulado: ¿Cuánto mide la ciencia? Principios de cienciometría
¿Por qué la cienciometría es relevante para todas las ciencias, disciplinas, y campos de investigación?
Hace más de 350 años se fundaron las primeras revistas académicas: Journal des Sçavans en Francia y Philosophical Transactions en Inglaterra (1). Hablemos un poco de esta última. Philosophical Transactions fue considerada como el vehículo oficial de comunicación académica impresa de la Real Sociedad de Londres (en inglés: Royal Society of London for Improving Natural Knowledge). Esta publicación fue fundada con el espíritu de que sus lectores se deleitaran con los estudios divulgados para el avance del aprendizaje y el provecho de los descubrimientos hechos al interior del reino (de Inglaterra) y en otras partes del mundo (2, 3). El contenido de sus comunicaciones se concentraba en la filosofía natural y en la filosofía experimental. Hoy no hay nada más distinto.
Ya no hay solo un par de revistas académicas: hay más de 23,400; ya no hay solo las memorias de contados experimentos que se llevaban a cabo en el auditorio de la Real Sociedad como acontecimientos asombrosos: hay más de 9.8 millones de memorias de más de 120 mil eventos realizados a nivel mundial (4); ya no hay solo algunas ramas de la filosofía natural: hay más de 330 áreas de especialización del conocimiento (5).
Lo anterior son estimados conservadores pues solamente consultamos una de múltiples bases de datos e información bibliográfica. De cualquier modo, podemos observar que el crecimiento de la ciencia moderna ha sido exponencial (6).
Independientemente de la madures o novedad de la ciencia, disciplina, o campo académico; de sus figuras, héroes, o villanos; del impacto de sus descubrimientos o remordimiento por sus decepciones; de su ritmo de crecimiento; de su aproximación preferida para entender la realidad, existe un hilo que las une a todas: la comunicación académica.
Por comunicación académica entenderemos el sistema por el cual la investigación es creada, evaluada, distribuida, y preservada (7). Este sistema incluye publicaciones como notas de investigación; cartas al editor de una revista; documentos de trabajo; memorias de ponencia; monografías; capítulos de libro; libros; y artículos de investigación que expongan los resultados originales de una investigación; elaboren una revisión actualizada e integral sobre un determinado tema; presenten un nuevo método, evaluación, o procedimiento; o discutan un caso de estudio. Por lo demás, este último fruto — el artículo de investigación — es el más examinado en los circuitos académicos modernos.
La publicación de comunicación académica también sigue un proceso cíclico en común — independiente de la disciplina desde la que se genere la comunicación, sea desde las humanidades o la nano-tecnología. Este ciclo comprende al menos seis fases las cuales se esquematizan en la Figura 1. Repasemos un ejemplo ficticio en la vida de un profesor universitario con tareas de investigación. Puesto que es un ejemplo ficticio podemos imaginar que este profesor universitario no tiene tareas de docencia o de administración académica.
La primera fase comprende la creación. El investigador toma la decisión informada de perseguir y madurar una idea contrastándola con investigaciones previas relacionadas y buscando financiación para la vinculación de asistentes de investigación o estudiantes de posgrado; inscripciones en conferencias y sus respectivos gastos logísticos si es en otra ciudad o país; compra o alquiler de software o hardware; visitas de campo; estancias en otras instituciones, entre otros. Ahora bien, el sistema de financiación es extremadamente competitivo y demanda grandes esfuerzos por parte de los investigadores que concursan en las convocatorias.
Por ejemplo, la beca de investigación de Johnson & Johnson WiSTEM2D financia menos del 1% de las propuestas presentadas(8). Para el caso australiano del Consejo Nacional de Investigación Médica (en inglés: The National Health and Medical Research Council), se estimó que en 2012 se presentaron 3,727 propuestas para financiación, de las cuales solo se financiaron 731 o el 21%. Elaborar la totalidad de las propuestas requirió un acumulado de 550 años laborales del tiempo de los investigadores o AU$66 millones de dólares australianos (9). Este tiempo de los investigadores se puede invertir, por otro lado, en desarrollar la investigación propiamente o a crear otro fondo público-privado de investigación por más de más de US$40 millones de dólares estadounidenses a la tase de cambio de diciembre de 2021.
La segunda fase es la evaluación de los resultados de investigación. Supongamos que el investigador consigue la financiación para desarrollar su proyecto de investigación y lo ejecuta según su plan; sin contratiempos, retrasos, y cumpliendo con las exigencias del ente financiador al pie de la letra — por fortuna, esto un caso ficticio. El tiempo en desarrollar estos proyectos de investigación depende de la ciencia, disciplina, o campo. Los 25 años que la antropóloga Nancy Scheper-Hughes ha llevado a cabo etnografías en el noreste de Brasil para la publicación de uno de sus libros, es una suma de tiempo distinta a la invertida por el economista Daron Acemoğlu para la elaboración de 12 artículos de investigación publicados solamente en 2020.
Una vez el investigador y su equipo finalizan la elaboración del tipo de comunicación académica elegida deben enviarla para su evaluación. Esta evaluación es conducida por otros investigadores en la materia, por lo general, de manera voluntaria. De hecho, una investigación estimó el costo de los investigadores en la elaboración de las revisiones ‘voluntarias’ para el 2020 en EEUU, China, y Reino Unido(10). ¿Listos? :
En cuanto al tiempo, se estimó la suma total 100 millones de horas invertidas en la elaboración de revisiones, lo que equivale a 15,000 años de trabajo. En cuanto al costo, para EEUU, se estimó en USD$1,500 millones de dólares; para China, USD$600 millones de dólares; y para Reino Unido, USD$400 millones de dólares. Sumando todo: USD$2.5 mil millones de dólares. Con este dinero, se podrían comprar cinco super-yates de 127 metros de largo con su propio helipuerto, como el que encargó Jeff Bezos, para llevar de vacaciones a algunos agotados investigadores a las Bahamas.
A parte del considerable tiempo invertido en la planeación y ejecución de la investigación, su evaluación y posterior publicación — en caso de ser aceptada — no se da de manera instantánea.
Un análisis de más de 140 mil artículos publicados por PLoS (Public Library of Science) estableció que el promedio de días que los evaluadores demoran en revisar y emitir un dictamen sobre un artículo se duplicó entre 2003 y 2015, de 50–130 días a 150–250 días (11). Esto sin tener en cuenta los 38 días aproximados que toma la producción y publicación de los artículos como tal (11), lo que hace parte de la tercera fase: la publicación.
Numerosas editoriales proveen los servicios de publicación. Una de las bases de datos e información bibliográfica más reconocidas estima en sus registros más de 5,000 editoriales (4). No obstante, la participación en el mercado de cada una de las editoriales no es equitativa.
Las cinco editoriales de mayor dominio: Reed-Elsevier, Wiley-Blackwell, Springer, Taylor & Francis, y Sage Publications, publicaron en conjunto más de la mitad de todos los artículos producidos en 2013 (1).
Una vez la publicación es aceptada por algún medio de comunicación académica de alguna editorial, el autor, el editor, y el equipo de edición se concentran en el proceso de producción. Este proceso implica aspectos legales sobre acuerdos y permisos de publicación, derechos de autor, patrocinio y financiación, y licencias de uso para el usuario final. La editorial también envía al investigador y su equipo la corrección de pruebas de la comunicación académica para llevar a cabo una última revisión antes de que la publicación vea la luz.
Luego, se da inicio a la cuarta fase: diseminación y acceso. Después de que el investigador y su equipo reciben la notificación de que su publicación ya está disponible en la plataforma de la comunicación académica, es crucial dar a conocer los resultados de la investigación a la comunidad académica y — de ser posible — a otras esferas como el gobierno, el sector privado, sin ánimo de lucro, y organismos multilaterales. Las vías para llevarlo a cabo son numerosas: conferencias; salones de clase; en el desarrollo de otras propuestas de investigación; servidores y repositorios institucionales; en el sitio web institucional o personal del investigador y su equipo; o en redes sociales.
Una vez la publicación sea vista y despierte el interés del público, el tipo de acceso a la misma puede variar. El investigador en cuestión y su equipo acuerdan cuál es la estrategia más pertinente según el tipo de investigación y a los recursos disponibles. El artículo puede distribuirse a las personas o instituciones que paguen suscripción a las editoriales, o bajo la modalidad de acceso abierto: artículos libres de leer en línea a través del sitio web de la editorial o un repositorio (12). Este último tipo de acceso puede tomar varias formas (12, 13):
· Libre: el usuario final tiene derecho a leer y reutilizar la publicación para manipularla, archivarla, y otros propósitos.
· Gratis: derecho solo a leer la publicación.
· Dorado: se cataloga a una comunicación académica, como una revista, en la cual todo su contenido es de acceso gratis en su sitio web.
· Verde: se cataloga así a una revista de acceso gratis en la cual las publicaciones se autoarchivan en repositorios como ArXiv o institucionales (operados por universidades). Las publicaciones archivadas pueden ser versiones ya publicadas o preimpresos.
· Híbrido: los autores pagan una tarifa de procesamiento (en inglés: article processing charge) que garantiza que la publicación estará disponible gratis; por otro lado, las publicaciones que no pagan dicha tarifa podrán ser accesibles solo por subscripción.
· Retrasado: la publicación estará disponible para su consulta después de que pase un período de embargo.
La quinta fase corresponde a la preservación. Desde la década de los 80 se comprobó que las comunicaciones académicas electrónicas eran realizables, lo que permitió que su contenido se distribuyera a las bibliotecas través de redes de trabajo en línea. La Internet causó un cambio dramático en la década de los 90. En ese entonces se adoptó un modelo generalizado de publicación digital. Esto llevó a las editoriales y bibliotecas a gestionar las versiones digitales de las comunicaciones académicas como las oficiales — en lugar de los ejemplares físicos — y así idear estrategias para conservar su contenido para la posteridad (14). Por último, las comunicaciones son buscadas, consultadas, leídas, citadas, y recombinadas para el desarrollo de nuevos proyectos de investigación en la sexta fase: reutilizar; lo que se entrelaza a su vez con la primera: creación.
Todo lo anterior nos da una idea sobre la vía (crucis) que siguió este investigador, sus coautores, asistentes de investigación, y demás entidades involucradas para surtir las fases del proceso de la publicación de comunicaciones académicas — independientemente de la ciencia, disciplina, o campo de investigación (16).
La gran mayoría, si no todas, las fuentes que revisamos para comprender en mayor grado el ciclo de la publicación académica provienen de la cienciometría — y campos asociados como bibliotecología y bibliometría. Y eso que solo rozamos algunos aspectos relacionados con la producción, dejando de lado los factores concernientes con la estructura y el impacto de las comunicaciones académicas.
En suma, la cienciometría nos brinda lentes teóricos, conceptuales, metodologías, y técnicas formales para comprender la compleja dinámica de producción, estructura, e impacto de las comunicaciones académicas — núcleo innato de todas las ciencias, disciplinas, y campos de investigación. Además, la formalidad de la cienciometría ha impactado los procesos de evaluación de las comunicaciones académicas de todas las ciencias, disciplinas, y campos de investigación a nivel de autores, departamentos, instituciones, y países (17, 18).
Referencias
1. V. Larivière, S. Haustein, P. Mongeon, The oligopoly of academic publishers in the digital era. PLoS One. 10, e0127502 (2015).
2. An introduction to this tract. Philos. Trans. R. Soc. London. 1, 1–2 (1665).
3. V. Larivière, S. Haustein, P. Mongeon, Big Publishers, Bigger Profits: How the Scholarly Community Lost the Control of its Journals. MediaTropes. 5, 102–110 (2016).
4. Scopus — Research Intelligence, «Content Coverage Guide» (2020), (available at https://www.elsevier.com/__data/assets/pdf_file/0007/69451/Scopus_ContentCoverage_Guide_WEB.pdf).
5. Scopus, What is the complete list of Scopus Subject Areas and All Science Journal Classification Codes (ASJC)? (2020), (available at https://service.elsevier.com/app/answers/detail/a_id/15181/supporthub/scopus/).
6. L. Bornmann, R. Haunschild, R. Mutz, Growth rates of modern science: a latent piecewise growth curve approach to model publication numbers from established and new literature databases. Humanit. Soc. Sci. Commun. 8, 1–15 (2021).
7. UC Berkeley Library, What is Scholarly Communication? , (available at https://www.lib.berkeley.edu/scholarly-communication/about/what-is-scholarly-communication).
8. A. Lacchia, How to be strategic in applying for grants (2021), (available at https://www.natureindex.com/news-blog/how-to-be-strategic-applying-for-research-grants?utm_source=NI-newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=7-December-2021).
9. D. L. Herbert, A. G. Barnett, P. Clarke, N. Graves, On the time spent preparing grant proposals: an observational study of Australian researchers. BMJ Open. 3 (2013), doi:10.1136/bmjopen-2013–002800.
10. B. Aczel, B. Szaszi, A. O. Holcombe, A billion-dollar donation: estimating the cost of researchers’ time spent on peer review. Res. Integr. Peer Rev. 6, 14 (2021).
11. K. Powell, Does it take too long to publish research? Nature. 530, 148–151 (2016).
12. H. Piwowar, J. Priem, V. Larivière, J. P. Alperin, L. Matthias, B. Norlander, A. Farley, J. West, S. Haustein, The state of OA: A large-scale analysis of the prevalence and impact of Open Access articles. PeerJ. 2018, e4375 (2018).
13. Open Access Australasia, What are the different types of open access? , (available at https://oaaustralasia.org/2021/05/25/what-are-the-different-types-of-open-access/).
14. M. Day, en E-Journals Access and Management (2008), pp. 39–64.
15. Association of Research Libraries, Scholarly Communication, (available at https://library.qatar.georgetown.edu/research/scholarly-communication/).
16. C. L. Borgman, Digital libraries and the continuum of scholarly communication. J. Doc. 56, 412–430 (2000).
17. A. N. Khokhlov, How Scientometrics Became the Most Important Science for Researchers of All Specialties. Moscow Univ. Biol. Sci. Bull. 75, 159–163 (2020).
18. L. Bornmann, L. Leydesdorff, Scientometrics in a changing research landscape. EMBO Rep. 15, 1228–1232 (2014).